Arquitectura en México 1900-2010, reseña de una exposición sobresaliente. Por Ernesto Hernández N.

La exposición montada el Palacio Cultural Banamex (Palacio de Iturbide) que abarca la planta baja y parte del primer piso, exhibe el transcurso de 110 años de arquitectura y su contexto en México, con investigación y curaduría de Fernanda Canales, ofrece un catalogo muy valioso nunca antes concentrado de fotografías, dibujos, maquetas, mobiliario, esculturas, pinturas, planos urbanos y algunas publicaciones. En el recorrido se aprecia el trabajo de 160 autores y casi 500 piezas, así como videos que proporcionan un acercamiento con algunos autores que expresan de viva voz su singular interpretación de la arquitectura, pensamiento y vivencias.

Seis periodos en orden cronológico estructuran la exhibición en sus cuatro ejes temáticos; diseño, arte, urbanismo y teoría. En el primer periodo que se titula “Los inicios (1900-1924)” importantes acontecimientos y avances afectaron a la arquitectura y transformaron a la capital del país; generándose nuevos sistemas constructivos, infraestructura y vías de comunicación. En esta época el trabajo de arquitectos extranjeros dentro de las  construcciones realizadas en México, recurrente durante el Porfiriato, se vio afectada  por el inicio de la Revolución Mexicana. Posterior a esta lucha, el clima latente nacionalista inspiró una búsqueda por involucrar y rescatar la identidad del país, y donde destacados artistas a través del muralismo y su discurso reivindicativo popular, logró traspasar fronteras y poner a México en el mapa del arte universal.

“La primera modernidad 1925-1939” es el nombre de la siguiente etapa, años de un primer racionalismo, con  jóvenes y destacados arquitectos los cuales se convierten en pioneros de la planeación de vialidades funcionales, acordes con el momento y crecimiento del país. Estos arquitectos utilizaron adecuadamente los recursos disponibles, bajo la nueva del corriente  Racionalismo-Funcionalismo, verdadero parte aguas en la historia de México, plasmando dichas teorías en construcciones modernas y prácticas, como fueron diversos conjuntos de vivienda popular y escuelas.

El ambiente posrevolucionario nacionalista y de apertura política, propició un desarrollo cultural y artístico muy importante, donde poetas, fotógrafos y pintores, entre otros, pudieron expresarse libremente. Fue también el momento de convivencia entre las vertientes art déco y funcionalista generando una controversia ante la conciencia  de optimizar los recursos. 
En el “Periodo heroico 1940-1968” la arquitectura  adquiere  fuerza y confianza, la cual  le permite llevar a cabo grandes obras que ayudan al crecimiento y desarrollo del país, conservando su identidad nacional pero con un enfoque modernista. Ciudad Universitaria es el más claro ejemplo de una moderna expresión cultural con una arquitectura internacional  y mexicana a la vez. Con la participación  de artistas extranjeros  para la Ruta de la Amistad durante los Juegos Olímpicos de 1968, se logra utilizar nuevos materiales e integrar arquitectura, escultura y espacio urbano, transformando la imagen de la capital en una ciudad cosmopolita.

En la “Nueva monumentalidad 1969-1989” importantes acontecimientos tanto sociales como culturales-deportivos conviven con relevantes edificaciones catalogadas como emblemas o incluso símbolos de preponderancia. La generación de la ruptura trasciende al caracterizarse por un discurso alejado del academicismo de la Escuela Mexicana de Pintura, y culminando en el arte abstracto. La crisis de los ochenta se verá reflejada en una primera  descentralización urbana.

Durante el “Fin del siglo 1990-1999” se vive un proceso de transición; concluye un ciclo de arquitectos pioneros de la modernidad, y surgen grupos jóvenes acordes a un tiempo que avanza a pasos agigantados; la tecnología es aplicada en nuevos métodos de representación digital. La globalización como parte del desarrollo económico está presente en esta nueva fase de la arquitectura. Queda atrás la arquitectura de los grandes conjuntos urbanos  promovidos por el Estado, ante una propuesta que deja de ser utopía y se materializa en arquitectura sustentable, eliminando modelos y atreviéndose a implementar nuevos conceptos para hacer frente a una nueva época.

El último periodo propuesta por Canales, el de la “Primera década del siglo XXI 2000-2010” se reconoce a los arquitectos jóvenes que han intervenido en proyectos fuera del país, y la apertura para trabajar en equipo con diferentes corrientes, potencializando las capacidades y habilidades. Esta nueva arquitectura se ha preocupado también por el futuro de las construcciones y su cuidado, recurriendo a la implementación de diversos materiales con el fin de optimizar recursos y tiempo. En muchas ocasiones, la oportunidad y la magnitud de grandes complejos propician el fenómeno del protagonismo, repercutiendo a mediano y largo plazo su estabilidad y futuro.

Para finalizar, la exposición nos muestra la sección, “Publicaciones sobre la arquitectura mexicana 1900-2010” como sustento indispensable para continuar documentando y proyectando la obra y pensamiento de los arquitectos de cada época, ya que estos registros fortalecen la historia, las ideas y los nuevos caminos por desarrollar la arquitectura mexicana. La expresión representada en cada ejemplar, habla por sí solo del artista; su ubicación en el tiempo, espacio y contexto. Por lo tanto considero que cada autor aquí presentado se convierte en un importante referente en esta línea del tiempo


Vista general de la exposición Fuente: Fomento Cultural Banamex

La experiencia del recorrido que sintetiza poco más de un siglo de arquitectura mexicana, es una gran oportunidad para adentrarnos a la historia de nuestro País desde otra perspectiva, al documentar y generar en cada uno de los visitantes y usuarios, una interpretación propia que permita una mayor claridad, elocuencia y fundamentos en base a los testimonios representados en cada pieza que se expone, en el magnificente pero tal vez no tan adecuado Palacio de Iturbide. El material expuesto brinda un panorama a distintas escalas, que permite  una buena apreciación. Sin embargo, como detalles a mejorar, los audiovisuales que son una importante herramienta para reproducir o revivir el pensamiento y reflexión del arquitecto, los considero deficientes en cuanto a contenido y tecnología; y por último, el recorrido puede llegar a ser pesado, a falta de espacios que den oportunidad a ciertas pausas, en este caso indispensables para asimilar mejor tanta información.

Marzo, 2014

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