El "star system" de la arquitectura en México. Por Fernando Minaya

Arquitectura milagrosa, es el título de la libro de Llàtzer Moix (Anagrama, 2010), la cual aborda los años de la España que decidió edificar un país con gran frenesí e ímpetu. Todo lo anterior para superar aquella etapa de estancamiento de la modernidad industrializada, el fenómeno Guggenheim -como lo llama el autor- desencadenó una serie de esperanzas económicas y atracciones turísticas con edificios oníricos; estos fueron posibles a través de las grandes brands o marcas de arquitectos de renombre internacional, el “star system”, tales como Zaha Hadid, Norman Foster, Herzog y De Meuron, Peter Eisenman, Frank Gehry, Jean Nouvel, Rafael Moneo, Santiago Calatrava, entre otros.

Actualmente, en México existe un polo de atracción importante para realizar encargos de arquitectura a despachos internacionales, el financiamiento se ha realizado mayormente por parte de la iniciativa privada en contraste con la inversión pública. Podríamos decir que las estrellas de la arquitectura mundial han llegado a México, y también vienen acompañados, algunos de ellos, con el Premio Pritzker.

En la sección de las obras ya inauguradas o en proceso de finalización destaca la de I. M. Pei con el Centro Cultural Guanajuato en la ciudad de León, inaugurado en 2006. El planteamiento del proyecto pretende cohesionar la zona de cultura, entretenimiento, comercial y de negocios relacionados con el calzado y la piel. Otro edificio es el recién abierto Centro Roberto Garza Sada, de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Monterrey. El conjunto destaca el color gris del concreto y los grandes claros que libra la estructura, en donde se distingue el arte como objeto conceptual. Y para la Ciudad de México, el Museo Jumex de la Ciudad de México del arquitecto inglés David Chipperfield, la obra se encuentra en construcción y su inauguración está planeada para este año; el proyecto se ubica en el conjunto conformado por la Plaza Carso, el Museo Soumaya y el Teatro Cervantes; el diseño refiere a una nave industrial similar a las que existieron en los predios donde se asienta todo el complejo. Finalmente, se alude la Torre Bancomer del afamado Richard Rogers y el no menos reconocido Ricardo Legorreta. El proyecto se localiza en el Paseo de la Reforma, una de las zonas más intervenidas en los últimos años de la capital mexicana. Ahí se encuentran la Estela de Luz, la Torre Mayor, y los históricos hitos urbanos como la puerta de Leones del Bosque de Chapultepec y la Secretaría de Salud, entre otros.

Otros proyectos se encuentran en curso, ya sea que pronto inician las obras o estén en el proceso de planeación. Norman Foster diseña dos torres que servirán para alojar viviendas y oficinas en  San Pedro Garza García, Monterrey; otro edificio es la Torre Mitikah por Richard Meier justo en el cruce de Rio Churubusco y Universidad, frente a las oficinas corporativas de Bancomer; en Iztapalapa el despacho Herzog y De Meuron desarrolla el diseño Programa de Zonas de Desarrollo Económico y Social del GDF, el cual estará integrado por la ciudad de la tecnología, de la salud, de gobierno, creativa y cultural, y verde. El último proyecto, en este rubro, es el Museo Internacional Barroco en Puebla por el recién laureado Toyo Ito; el MIB se convertirá en un nodo cultural y alternativo al Centro Histórico, además de estar cercano al sitio denominado Angelópolis.

El caso mexicano dista de ser similar a lo ocurrido en España, los proyectos son de menor escala, principalmente apoyados por capitales privados, sin embargo, no deja ser riesgoso financiar obra de alto costo. Principalmente se apoyan los espacios destinados al turismo o la cultura, no hay rutas similares a la arquitectura de la zona vinícola de La Rioja, o en su caso grandes eventos mundiales como lo fueron, en 1992, los Juegos Olímpicos en Barcelona. Solo es cuestión de tiempo, esperemos si el frenesí o y el ímpetu de importar arquitectura nos llegue o aprendamos de la crisis española y –como afirma el autor de la arquitectura milagrosa- sobre el “legado de obras impresionantes pero, en ocasiones, insensatas, desmesuradas e insostenibles”.

Para estas vacaciones valdría la pena visitar estos lugares, si los itinerarios coinciden con las ciudades y observar y juzgar los espacios públicos y urbanos, y en su caso, acercarse al proceso constructivo de algunas de ellas.


Julio, 2013

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