2021. Continuar la vida II.

Alejandro Ochoa Vega*

 

Hace un año cerraba mi reseña sobre el 2020 y la circunstancia de vivir en medio de una contingencia inédita, con no muchas esperanzas que las cosas mejoraran este año, incluso con el proceso de vacunación masiva. Ahora, al intentar hacer el recuento, confirmo que, a pesar de los semáforos verdes en que hemos estado buena parte del año, la pandemia sigue más viva que nunca, y aunque muchas actividades presenciales han regresado con una muy explicable euforia, el panorama ante la nueva variante y nueva ola de contagios al por mayor, no es muy alentador.

Me parece que no terminamos de aprender sobre los riesgos latentes, a pesar de que hayan bajado contagios y muertes y que un porcentaje alto de la población ya este vacunada, puesto que nos relajamos tanto, que salimos como si nada, acudimos a eventos masivos y no cumplimos cabalmente los protocolos de seguridad. Parece inevitable entonces una cuarta ola y el consecuente nuevo encierro, que provocaría dar marcha atrás en los programas híbridos de regreso paulatino a la vida presencial, en trabajos e instituciones educativas. Esperemos las consecuencias no sean tan fatales.

2021 pintaba, mas por deseos que por una certeza científica, para regresar a nuestra vida pre pandémica, no fue así, sin embargo, tuvimos unos meses de reapertura esperanzadora, que permitió volver a gozar la calle, la ciudad y la convivencia social. Volvimos al teatro, al cine, a los museos, a los conciertos, a los estadios, lo que habíamos evitado por más de un año, y que, si acaso lo hicimos con cubrebocas, pero casi nunca con la sana distancia. Las salidas a comer a restaurantes, a tomar una copa con amigos en reuniones o bares, las bodas o fiestas fueron de nuevo el goce para una vida social castigada por varios meses. A nivel oficial, los gobiernos impulsaron el regreso paulatino a clases presenciales, y los empresarios pequeños o grandes, reabrieron y promovieron como nunca sus negocios, la economía tenía que resurgir ante una crisis que llevo a la quiebra a muchos. En particular cafés y restaurantes de la Ciudad de México resurgieron en grande, porque hasta sus áreas de comensales aumentaron, al tomar banquetas y parte del arroyo de las calles, para poner sus mesas, a través de terrazas fijas de madera, adornadas con plantas, y que invadieron zonas como Polanco, centro de Coyoacán, Roma y Condesa entre muchas otras. Algunos consideran positivo este fenómeno por mantener los empleos de muchos trabajadores, y por preferir que la gente ocupe un lugar que antes era estacionamiento, aunque no deja de ser una invasión del espacio público.

A nivel laboral, algunas empresas privadas u oficinas públicas regresaron parcialmente sus empleados a sus espacios de trabajo, y en cuanto al sector educativo, se retomaron las clases presenciales, con nuevos protocolos y formatos que resultaron convenientes. En el caso de la UAM, las clases virtuales se mantienen hasta la fecha, sin embargo, a partir del ciclo iniciado en noviembre se implementó el Programa de transición de enseñanza en modalidad mixta (PROTEMM), donde cada unidad, división, departamento o programa educativo (licenciaturas y posgrados), ha podido plantear formatos y modalidades específicas para el regreso ordenado a clases, o diversas actividades presenciales. Proceso complejo, por no tener instalaciones preparadas para los protocolos actuales de sanidad. Así, algunos profesores han citado en grupos más pequeños y distribuidos en los días de la semana, a sus alumnos, las autoridades han organizado “visitas guiadas” de las instalaciones, debido a que las generaciones que han entrado después de mayo de 2020 no conocían físicamente la Universidad.

En mi caso como profesor de Historia de la Arquitectura he continuado con las clases virtuales sin ningún problema, salvo por algunas deserciones de alumnos, debido a complicaciones, desde económicas y hasta de salud de ellos mismos o de familiares cercanos, situación que hemos lamentado mucho. Con algunas reservas, para los recorridos urbanos correspondientes al curso que imparto ahora, mantuve los virtuales y decidí hacer tres de ellos presenciales. A la fecha, ya realicé el primero, a la colonia Santa María la Ribera, y fue la verdad muy emotivo observar el gusto que tenían, por salir de sus casas y de una rutina de encierro de casi dos años, y sobre todo por ver por primera vez a sus compañeros de manera directa. Estaban felices y muy propios con sus cubrebocas, aunque la sana distancia no siempre logré que la respetaran. Los dos siguientes, a la Condesa y Ciudad Universitaria, está por verse que pueda realizarlos en el mes de enero, si es que las condiciones de la contingencia no se agravan.

Un año difícil, aunque también de esperanza, el miedo a contagiarse para muchos esta latente, pero el estar vacunado también nos ha permitido mayor movilidad. Iniciaremos el nuevo año, esperando que la nueva variante no cunda tanto, que ojalá no surjan otras, y podamos en una nueva realidad, distinta a la época pre pandémica, continuar la vida.

Los editores de El Trazo Semanal les desean a todos sus lectores, un muy feliz 2022, con buena salud y porque no decirlo, óptima estabilidad emocional.

 

Diciembre de 2021

 

*Profesor investigador de la UAM Xochimilco.

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